domingo, 4 de diciembre de 2011

Cazadores y presas - Gabriel Garcia Marquez (Critica literaria)

  CAZADORES Y PRESAS



El control y la dominación de un país fueron las razones principales por las que Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín bautizó la década del 90 como una época de terror para los medios de comunicación, utilizando la estrategia que se tornaría en el cáncer de Colombia: el secuestro.
El libro de Gabriel García Márquez “Noticia de un secuestro”, constituye el relato de los acontecimientos vividos por diez rehenes, nueve de ellos periodistas, quienes por tener fuertes vínculos políticos, fueron los objetivos elegidos por Los Extraditables, nombre con el que se conocía a los miembros de la banda de Escobar.

Precisamente fue la extradición el gran temor de este grupo subversivo y la causa por la que los secuestros en Colombia se convertirían en el método perfecto para extorsionar al Gobierno, hacer cumplir sus exigencias y al mismo tiempo sembrar la angustia en el país.
“Los terroristas no daban tregua en las matanzas de policías a mansalva, ni en los atentados y los secuestros”, estos actos resultaron ser el pan de cada día y la peor crisis que soportó el pueblo colombiano, llegando a cifras alarmantes de raptos en el país.

Entre 1990 y 1995, el número oficial de secuestros en Colombia alcanzó la cifra de 7.771, de los cuales 804 personas fueron ejecutadas por sus secuestradores y 2.745 todavía están perdidas. Sin duda ni la muerte de Escobar en 1993 significó el declive de estos casos terroristas, mas bien fue otro motivo para que Colombia sepa que los que mandaban en el país no eran los políticos sino los capos de la mafia.



Es por eso que para desarrollar secuestros perfectos Los Extraditables conocían muy bien a sus futuros rehenes, los estudiaban de pies a cabeza, debían aprenderse la lección, porque un pequeño error les significaría perder la vida. “La única explicación de los fracasos es que los secuestradores tenían instrucciones terminantes de no matar a sus víctimas”. Era obvio, ¿qué harían sin la carnada? Mantenerlos vivos les daba la esperanza que el Gobierno estaría a sus órdenes y mandarían la extradición al tacho de basura: “preferimos una tumba en Colombia a una celda en Estados Unidos”.

Estos secuestros sin duda fueron parte del plan maestro que Escobar creó para transmitir el miedo a las altas esferas políticas. “Nuestros buenos oficios han adquirido una nueva dimensión que no se circunscribe a un rescate ocasional, sino a la manera de alcanzar para todos los colombianos la paz global”, decía la carta que el grupo de los Notables, conformado por expresidentes colombianos, le hizo llegar al narcotraficante. Una carta en la que solo se demostraba el temor y la sumisión del poder ante uno de los más grandes líderes del terrorismo que tuvo Colombia.

Han transcurrido 21 años del sombrío acontecimiento que vivieron los nueve periodistas, pero a pesar del tiempo, en la actualidad, lo único que varía de los hechos es la cantidad de rehenes. Los records de secuestros que se marcaron en Colombia fueron impresionantes: En 1998 se dieron 2.000 casos y, solamente dos años después, se registraron 3.706. Sin embargo en el primer trimestre del 2011 según Fondelibertad se han cuantificado 85 casos suscitados por diversos grupos subversivos del país, esto es solo una muestra que el Gobierno empieza a tomar acciones pero aún así no son suficientes para terminar con esta lacra social.

El secuestro se tornó en el arma perfecta para el control de la política y para que el miedo se apodere del pueblo colombiano. Las calles se convirtieron en una especie de selva, los periodistas o personas influyentes eran las presas y los secuestradores, los meticulosos cazadores. Ya no importaba la forma como lo hacían, lo realmente necesario era conocer en qué momento empezaba la caza y cuál sería la estrategia para huir.

En definitiva, “Noticia de un secuestro”, representa la voz de la historia Colombiana escrita sobre páginas negras. Hechos como estos son tomados como ejemplos por los criminales de la mafia y se han extendido por todo el pueblo latinoamericano, que lucha contra el miedo a transitar libremente por las calles de su país y que tiene solo dos palabras para definir la crueldad humana: Narcotráfico y Guerrilla.

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